Mindfulness y Espiritualidad_en presencia

Mindfulness y espiritualidad: la atención como práctica espiritual.

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La capacidad de traer de vuelta de forma voluntaria una atención errante, una y otra vez, es la base del discernimiento, del carácter y de la voluntad.

Nadie es dueño de sí mismo si no tiene esta capacidad.

 

Esto decía William James a finales del siglo XIX. El que es considerado uno de los padres de la psicología moderna, situó la atención como capacidad determinante en el desarrollo de las personas.

Avanzo sobre el tema iniciado en publicaciones anteriores. En esta ocasión, comparto la experiencia en la vía de la percepción, el descubrimiento de la atención como práctica espiritual en mi propia vida de oración.

 

Competencia por la atención

El ser humano ha vivido este desafío en todas las épocas pero, de manera especial en nuestros días vivimos un reto añadido sumidos en la llamada “economía de la atención”. Los analistas reconocen la atención como el gran capital por el que compite el mercado digital en el que estamos inmersos.

La atención es una presa fácil para la industria por ello es fundamental entrenar la capacidad de traerla de vuelta cada vez que es capturada. Parafraseando a William James, no seremos dueños de nosotros mismos sino aprendemos a traerla de vuelta, no tendremos la posibilidad de resonar con nuestro propósito vital, ni conocer el sentido de nuestras vidas, porque la atención continuamente errante supone estar viviendo la vida de otros, solo conectados con valores ajenos y, por tanto, en una vida sin sentido. 

 

La vida espiritual

Me refiero a la dimensión espiritual como la experiencia profunda de la persona hallando su sentido y propósito de vida. Se trata de un nivel transversal, en el que la persona reconoce lo esencial y constitutivo de su existencia, y se proyecta como sin hacer nada por ello. Es por tanto algo original y no manipulable. Descubrirlo produce su activación.

Pues bien, esta realidad nos constituye y un día se activa si es cultivada y, por ello, hablamos de cultivo y práctica espiritual.

Las tradiciones espirituales han ofrecido a los seres humanos contextos en los que desarrollar esta dimensión. Vinculadas a coordenadas culturales, cada confesión ha cuajado como forma en la que esa corriente espiritual de la persona podía emerger, madurar y compartirse con sus semejantes.

La vida en el espíritu, liberada del marco confesional, es la noble aspiración de la persona que desea entregarse a ese espacio que la constituye, la precede, la guarda y en el que lleva a plenitud el por qué y para qué ha venido a este mundo.

¿Y cómo entro en esa hondura?, ¿cómo llego a tocar ese sentido profundo de la realidad?

 

El papel de la atención plena

Para cultivar esta dimensión interior necesitamos espacios de quietud en los que reconocer lo que somos, distinguirnos a nosotros mismos de lo que nos sucede, de nuestras acciones o del resultado de las mismas.

Generar un tempo contemplativo nos permite reconocer los fenómenos que surgen a cada momento como sensaciones, emociones o pensamientos. Poder identificarlos como entidades distintas a mí mismo es clave para entrenar la atención y sostenerse en la práctica espiritual, incluso en momentos de agitación.

Entrenar la atención es una vía regia para atravesar la capa de fenómenos y conectar con la realidad esencial que me constituye.

 

La “mente-mono”

Todos tenemos la experiencia de tratar de parar y asistir al carrusel de pensamientos, ideas, recuerdos, fantasías…  Lo que alguna tradición ha dado en llamar la “mente-mono”, es el proceso espontáneo por el que la mente va de un pensamiento a otro hasta encontrar algo de interés.

Para entrar en el tempo contemplativo y estabilizar la atención es crucial identificar esta realidad y aprender a aceptarla. Y, ¿cómo se hace?

Anclaje, humor y amor.

Cualquier corriente espiritual y escuela interior, identifica este carácter propio de la mente humana e incluye en su práctica espiritual un objeto de meditación o anclaje, al que traer una y otra vez la atención cada vez que se marcha.

Un anclaje habitual y accesible es la respiración. Puedes encontrar en este enlace una guía para observar tu respiración.

Las instrucciones de cualquier guía o tutorial son sencillas, pero necesitarás aplicar una dosis de humor a lo que empezará a pasar. 

Volvamos a nuestra imagen de “mente-mono”. Cuando observas por primera vez los movimientos de un chimpancé, éste puede llegar a irritarte por lo caótico, carente de intención y rendimiento de lo que hace. Como un mecanismo sin fin, se mueve de una rama a otra sin objetivo. Tus ideas sobre el aprovechamiento del tiempo, te pueden sumir en la interpretación del derroche de energía del mono y llegar a enfadarte por ello. Pero, así es el mono.

Esto mismo puede sucederte cuando al tratar de anclarte en tu respiración, compruebas que tu mente está pensando el recado que tienes que hacer a continuación; después una buena idea para el próximo artículo, luego qué pondrás de cena esta noche… Además de irritarte y pensar que hoy no es un buen día para practicar, puedes asumir que así es tu mente y aplicar una dosis de humor, si puedes, observando cómo va de un lado a otro. Si simplemente la observas, sin expectativa, puede que dejes de irritarte, incluso que poco a poco, con el tiempo, se mueva menos.

En este enlace tienes un video con una pequeña práctica para aprender a estar con esta mente-mono.

Porque ese sería el final del aprendizaje. Que cuando observas, se abre un espacio y puedes relacionarte con humor, amabilidad, incluso aceptación de la realidad, la de tu mente y más allá. Esta experiencia de rendición a lo que ES, es el lugar sublime de la vida en el espíritu

 

Y la práctica de la atención plena se hace práctica espiritual 

Esta práctica de la atención es intencional, renueva una y otra vez la voluntad de estar aquí y ahora. Y llega un momento en el que la atención ya no tiene elección, está enfocada, estabilizada y, entonces, la mente-corazón se purifica y se abre al influjo de lo divino. 

La atención es en sí misma luz. La atención se hace práctica espiritual porque es la vía por la que la visión divina entra en el/la practicante. Y, a su vez, esta forma de vivir plenamente atent@s, nos da acceso a la dimensión sagrada de la realidad.

“El ojo debe ser como el Sol, de otra manera no percibiríamos la luz; el poder de Dios debe estar en nosotros, ¿de qué otra forma podrían las cosas divinas deleitarnos?”, diría Goethe.

Termino con una cita inspirada en el maestro Thích Nhất Hạnh:

Solo puedes transformar aquello que amas,

puedes amar aquello que identificas,

y puedes identificar aquello que observas.

 

Todo empieza con la observación y la atención

para que el Amor que nos habita pueda inundar todo nuestro ser y más allá.

Gracias a tod@s l@s antecesores que con su experiencia iluminan la nuestra.

¿Incluyes la atención en tu práctica espiritual? ¿Hay algo en este artículo que te haya removido y te gustaría dejar en un comentario? ¿Cómo influiría en tu vida espiritual la inclusión de la práctica de la atención plena?

Seguimos el diálogo a través de los comentarios. Este espacio tiene el sentido de resonar, compartir y seguir aprendiendo. Tu participación es muy importante.

Próximamente, celebraremos el taller monográfico “Mindfulness y tradición cristiana”. Será el 25 de marzo y puedes inscribirte en el enlace 

4 comentarios

  1. He comprendido perfectamente lo que has dicho aquí, que suerte tuve descubrir la plena conciencia.
    Que felicidad siento por dentro.
    GRACIAS

    1. Qué alegría, María José. Siempre me ha llegado esa sensación que expresas de satisfacción, de privilegio por descubrir algo tan valioso y plenificante. Gracias por compartirlo.

  2. ¡Hola Pablo! Me ha encantado tu artículo pues el mindfulness tiene resonancias entrañables en el Centro Arrupe hace ya 5 o 6? años): autoobservación, confianza y fluidez interpersonal, crecimiento personal…
    Me trae siempre mucha paz y re-centración en lo esencial que no deja de ser la espiritualidad atea, confesional, sincrética, ¡ qué más da!
    Me encantaría que organizaras un curso para niños ( 12-13 años) para luchar contra la agitación, la dificultad de concentración ( con sus padres? Sus abuelos? Un minffulness familiar…)
    Un abrazo y gracias por seguir guiándonos!
    Edith

    1. Hola, Edith. Me alegra leerte y saber que estás por aquí. Gracias por nombrar a la infancia y adolescencia. Ell@s reciben la propuesta de la atención plena con mucha facilidad. Siento que lo más eficaz es introducirlo desde el contexto escolar y desde la familia. Sin perjuicio de una acción aislada, un taller o un curso, los menores necesitan un marco de transmisión definido por los adultos. Es sencillo, solo es necesario unos pocos adultos que se atrevan a vivirlo para transmitirlo. ¿Lo intentamos?

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Pablo Perez Benedicto

Mi nombre es Pablo Pérez Benedicto. Me dedico a acompañar personas y grupos en el cultivo de la Atención plena/Mindfulness. También desarrollo intervenciones en la naturaleza basadas en la práctica de Baños de bosque.

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